🎥 El ternario, el valor 🔱simbólico del tres

El ternario, por Ibiza Melián

El ternario se genera a partir de la dualidad

Si en el vídeo anterior hablé de la dualidad, representada mediante el símbolo del Sol y la Luna, hoy nos adentraremos en el ternario. El tres, que consigue el equilibrio entre el uno y el dos. Concepto al que ya he hecho mención en algunos de mis libros publicados en los que desgrano diferentes aspectos simbólicos. Tanto en mi novela histórica La Hermandad de Doña Blanca, como en mis ensayos Simbología y El poder del Símbolo.

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Y es que el ternario se genera a partir de la dualidad. Dado que, tal como relata la Biblia en el Génesis, primero solo existía Dios con su propio pensamiento. Luego se manifestó hacia el exterior y a través de la Palabra generó la Creación. Instante en el que irrumpió lo material. Por tanto, ya tenemos tres componentes: pensamiento, palabra y acto. De ahí, por ejemplo, que en el zoroastrismo se haga mención a la necesidad de coordinarlos, para evitar cualquier tipo de desequilibrio. Su primordial máxima es «buenos pensamientos, buenas palabras y buenos hechos».

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Planteamiento gnóstico

Por su parte los gnósticos en síntesis planteaban que en el principio únicamente estaba el Uno, masculino, con su pensamiento, femenino. Pero un día el Uno sintió la necesidad de comunicarse con el exterior y engendró divinidades que siempre irían en pareja, los «eones». Aunque una de esas deidades, Sabiduría, rompe la dualidad y se genera la materia. Para enmendar su error Sabiduría se encargó de insuflar al ser humano el soplo divino, en pro de que recordase su verdadera procedencia celestial. De tal manera, que los gnósticos dividen a las personas en tres clases. Las primeras son aquellas que viven plenamente en la materia, en el error. Después estarían las psíquicas, individuos que todavía no han logrado la plena comprensión de esa partícula divina que está en su interior. Y por último se encontrarían las espirituales, las cuales han logrado asumir su verdadera procedencia superior.

Concepción tricotomista

Por consiguiente, si hacemos una extrapolación estaríamos hablando de cuerpo, alma y espíritu. Néfesh, Rúaj y Neshamá para los cabalistas. Pneuma, psique y soma para los griegos. Porque pneuma significa soplo, que implicaría el soplo divino insuflado a los humanos por Sabiduría. Psique sería el alma. Mientras que soma se refiere al cuerpo.

Esta concepción tricotomista es señalada por los masones, entre otros símbolos, por medio de los tres puntos que utilizan en su escritura. Donde el espíritu es la parte más elevada del sujeto, los gnósticos la calificaron como «chispa» o «centella». Los masones la llaman estrella flamígera y los rosacruces aluden a la rosa roja. Dentro del misticismo cristiano el maestro Eckhart la denominó «chispita». La naturaleza crística que renace en el corazón de aquel que ha alcanzado la unificación, aquel que encuentra dentro de sí su fragmento del Creador.

«La concepción tricotomista gnóstica es señalada por los masones, entre otros símbolos, por medio de los tres puntos que utilizan en su escritura». Clic para tuitear

El problema está en que la «Gran Iglesia» decretó en su momento que alma y espíritu eran lo mismo, en concreto en el Concilio de Constantinopla IV que tuvo lugar en el año 870. Es decir, se pasó de una postura tricotomista a otra dicotomista. Y se declaró la primera como herejía. A pesar de que san Pablo había diferenciado en su primera carta a los tesalonicenses estos tres términos (5, 23).

El Ternario Osiris-Isis-Horus

Osiris-Isis-Horus

Ternario que se atisba ya desde el Antiguo Egipto, donde se usa el mito de Osiris-Isis-Horus. Osiris estaba casado con Isis, «la gran maga». Pero un día su hermano Seth acabó con su vida, despedazándolo en varias partes que esparció por Egipto. Pero Isis con sus poderes logró reunificar a Osiris; no obstante, le faltaba el falo, por lo que utilizó uno de oro. Con lo que Isis pudo concebir a su hijo Horus, quien luchó con Seth y lo venció. En consecuencia, Osiris muere en su vertiente material y se une con su parte divina, Isis. Para finalmente reunificarse a través de Horus.

«En el ternario Osiris-Isis-Horus: Osiris muere en su vertiente material y se une con su parte divina, Isis, para finalmente reunificarse a través de Horus». Clic para tuitear

Padre, Hijo y Espíritu Santo

Los cristianos hablan del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Donde se vislumbra la noción que Platón plasmó en el Timeo. Diálogo en el que el filósofo sitúa la Idea suprema del Bien en la cúspide. Por debajo estaría el Demiurgo, o sea, las ideas secundarias. Y por último aparecería el mundo sensible, el plano físico. Dado que hay que tener presente que el platonismo estaba bastante extendido en la época de san Pablo. Apóstol al que se le atribuye una parte considerable del Nuevo Testamento y la gran difusión del Evangelio. Entonces san Pablo sustituye a la Idea suprema del Bien por Dios y al Demiurgo, por Jesús, el intermediario entre lo material y lo espiritual.

Conectar el mundo material con el espiritual

Y es que el número tres aparece de modo recurrente en las dispares culturas. Sirva de modelo los tres reyes magos bíblicos. Quienes entregaron oro, incienso y mirra al niño Jesús. O sea, lo ungieron como rey, sacerdote y maestro espiritual. A modo de conector entre el mundo material y el espiritual. Sin embargo, cabe destacar que los gnósticos entregaron este puesto a Sabiduría, la Sophia griega, la primigenia Madre Tierra. Mientras que los cristianos posicionaron en dicho lugar a Jesús, el Logos. De lo que deja evidente constancia el evangelio de Juan, al recoger que el propio Jesús afirmó que nadie puede llegar al Padre a no ser a través de él (14, 6). Solamente los místicos cristianos, con san Bernardo de Claraval a la cabeza, confirieron tal función a la Virgen María. Figura que concitó una enorme devoción.

«El número tres aparece de modo recurrente en las dispares culturas. Sirva de modelo los tres reyes magos bíblicos. Quienes entregaron oro, incienso y mirra al niño Jesús. O sea, lo ungieron como rey, sacerdote y maestro espiritual». Clic para tuitear

Muchísimas gracias por acercarte al apasionante mundo de los símbolos. Si hoy hemos hablado de la trinidad, en el próximo vídeo profundizaremos en un ternario específico. El azufre, el mercurio y la sal empleados por los alquimistas. Por lo que no olvides suscribirte a mi canal de YouTube y, muy importante, activar las notificaciones haciendo clic en la campanita, para que puedas estar al tanto de mis nuevas publicaciones. Y por supuesto, si te ha gustado este vídeo, dale un «me gusta» y compártelo.

Además, si después de leer mis libros quieres ampliar conceptos sobre aspectos simbólicos que menciono en los mismos, déjame tu comentario y en otro vídeo lo trataremos. Libros que puedes adquirir en Amazon desde cualquier país.


El ternario, el valor simbólico del tres –
(c) –
Ibiza Melián

Bibliografía

Arola, R. (2015). Cuestiones simbólicas. Las formas básicas. Barcelona: Herder Editorial.

Biblia. La Santa Sede. Obtenido el 10 de octubre de 2019, de: https://www.vatican.va/archive/ESL0506/_INDEX.HTM

Daza, J. C. (2009). Diccionario Akal de Francmasonería. Madrid: Ediciones Akal (Obra original publicada en 1997).

Melián, I. (2016). La Hermandad de Doña Blanca. Villaviciosa: Ediciones Camelot.

Melián, I. (2017). Simbología de La Hermandad de Doña Blanca. Createspace Independent Pub.

Melián, I. (2018). La corrupción inarmónica. Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas (RIPS), Vol. 17, núm. 2, pp. 181-206. Obtenido el 26 de mayo de 2019, de: https://www.usc.es/revistas/index.php/rips/article/view/5207/6174

Melián, I. (2019). El poder del símbolo. Independently published.

Piñero, A. (2014). Los cristianismos derrotados. ¿Cuál fue el pensamiento de los primeros cristianos heréticos y heterodoxos? (5ª edición). Madrid: Editorial EDAF.

Roob, A. (2016). Alquimia & mística. Boon: TASCHEN (Obra original publicada en 1997).

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