El misticismo judío se vio muy influenciado por Egipto, el zoroastrismo y luego el helenismo. Y es que Freud aseveraba que el judaísmo es una extrapolación del culto a Atón promulgado por el faraón egipcio Akenatón. Por otro lado, aseguraba el padre del psicoanálisis que la religión de Atón no albergaba la idea del Más Allá, lo mismo que los primeros judíos. Quienes tomaron posteriormente esta concepción del zoroastrismo, a causa del contacto con los persas por el exilio de Babilonia. Por otro lado, será en la cultura helénica donde surja el hermetismo, la interpretación por los griegos de los libros mágicos atribuidos a la deidad egipcia de Thot. Asimismo, se ha de tener presente que en la cábala se establecen diez sefirot o emanaciones del Ein Sof, número diez en el que se ve la reminiscencia de los pitagóricos.