Capítulo XXXII: La profecía

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Tras haber inoculado el elixir, mediante el discurso dado, nos dirigimos a la morada de los abnegados Hermanos de la Rosacruz Roja. Apareciendo la Casa del Espíritu Santo esplendorosa ante nuestros ojos. Nuestro refugio, invisible para los profanos. Cerrado para aquellos en los que el Amor todavía no ha anidado. Para quienes el Conocimiento continúa vetado por no estar aún preparados.

Cogí las aldabas de la puerta y toqué tres veces. Abriéndose inmediatamente, después del toque y señal, junto a la gran cruz que la adorna en la que sobresale una hermosa rosa pintada de un intenso magenta. Atravesamos el Pavimento de Mosaicos, conformado por idénticos cuadros blancos y negros. La apertura de la cripta del venerable Christian Rosenkreutz se había consumado. Indicando que La Edad del Espíritu Santo ya estaba aquí.

Penetramos en la sala, iluminada por una luz que reproducía el astro Sol. Haciendo lo de abajo una réplica de lo de arriba. Y sobre la tumba había un cofre que guardaba nuestro tesoro más preciado, el libro sagrado. El libro que contiene nuestro saber. (128) El libro que detalla lo que queda por acontecer.

Documento con los siete sellos del poder. Documento que recoge una a una las visiones que Christian Rosenkreutz tuvo durante su estancia en Damcar. Conminándole una voz interior a transcribirlas, para enseñar el camino a todo aquel que desease escuchar y la redención lograr. Fue entonces cuando procedí a pronunciar con la mayor solemnidad el anuncio que durante tanto tiempo habíamos esperado y que en la obra aparecía reflejado:

Prestad atención a la melodía que el Espíritu entona, porque si por su armonía os dejáis llevar sin duda me encontraréis. Desenmascarando a aquellos que hasta ahora se han arrogado la potestad absoluta de interpretar esta sublime música, obviando el carácter meramente simbólico de su partitura. Prestad atención al sonido emitido por las siete trompetas si queréis en el Uno converger. Prestad atención al mundo inteligible y no solamente al sensible si por fin me queréis ver. Pero previamente los siete candelabros habréis de encender y de las siete copas beber. (129)

»Depositando en el altar azufre, mercurio y sal para conquistar la suprema individualidad. Cuando el cielo y la Tierra sean la misma cosa. Cuando el punto más bajo alcance al más alto. Cuando Oriente y Occidente se hayan fusionado. Cuando el misterio de los Polos haya sido revelado. Cuando la iniciación real en el arte de la alquimia se haya propagado. Cuando los burdos metales en los más nobles se hayan transformado. (130)

»El Don de la Palabra os ha sido otorgado para que mostréis la realidad a los que en las tinieblas perviven. Decidles, que lo hasta ahora contemplado, no son más que borrosos reflejos del mundo real. Lugar que espera a aquellos que a la plena consciencia deseen aspirar. A aquellos que consientan en retornar a su naturaleza más profunda.

»Esta es vuestra misión y ya no deberéis temer los ataques de quienes experimenten un terror irrefrenable por salir de su zona de confort. Por salir de la caverna en la que su existencia se ha desarrollado. Por apartar su mirada de la penumbra a la que se han acostumbrado. Pues con la inmortalidad habéis sido agraciados. Recompensados por vuestros desvelos en pro de la defensa de “la libertad primera y última.” (131) Por vuestros esfuerzos en explicar aquello que con los ojos no se puede ver. Por vuestro empeño por señalar a los opresores que impiden que se desarrolle la mente creadora. Por vuestro tesón para hacer comprender que la verdad sólo se halla en uno mismo. Y que únicamente cambiando lo de adentro se puede mutar lo de afuera. Desde donde parte la auténtica regeneración. Donde nace el germen que se irá irradiando poco a poco a lo que nos rodea. Extendiéndose como las ondas provocadas por una pequeña piedra al rozar las aguas cristalinas.

»La libertad absoluta es el más preciado don de cualquier ser humano. Mancillada desde las épocas más remotas por las distintas confesiones que poco a poco se iban consolidando, con el único propósito de su hegemonía no perder. Conocedoras de que su dominio acabará cuando cada cual caiga en la cuenta de esta simple verdad. Estando los hombres y mujeres de hoy en día preparados para admitirla. No necesitando ya aferrarse a falacias para sentirse seguros. Ni colmar con pensamientos ajenos su vacío interior, en pro de no oír el eco de los suyos propios. Pues pronto serán capaces de conectarse con su hasta entonces extraviada alma. De percibir a la suma deidad inmanente a su persona. Rechazando así las burdas adoraciones colectivas que los mantienen en la tribu, en la edad infantil. Descifrando lo que en su inconsciente aparentemente permanecía oculto. Acatando la máxima griega inscrita en el frontispicio del Templo de Delfos: “conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses.” Al adentrarse por tercera vez en las Cuevas de Hércules. Llegando al centro espiritual de Agartha.

»La puerta de entrada a la Nueva Era hemos traspasado, como de Acuarios la llaman. En la que la mujer se situará en la posición de igualdad que se merece y que el patriarcado hasta ahora le ha negado. Ya que como atestigua el capítulo 2 del Génesis, Dios creó al hombre a imagen suya, macho y hembra. A idéntico nivel, y no la segunda subordinada al primero, como afirman los que interesadamente se decantan por el capítulo 1 del referido texto. Escenificando la dualidad, dos polos complementarios. Ergo, la Tercera Gran Reforma es imparable, porque este es el número mágico. Porque Sanat Kumara, el Señor del Mundo, acaba de rozar la divinidad.

»Empero, ante un nuevo falso Mesías deberéis estar prevenidos. Quien prometerá seguridad a cambio de restringir vuestra libertad. Quien prometerá salvar el alma española. Quien prometerá la eterna felicidad. Mas su único propósito será engordar su insaciable ego apagando el destello intrínseco de cada ser.

»Sin embargo, el Reino de Sabiduría está cerca, pese a que la Ignorancia parezca que no le quiera dar paso. No os desalentéis porque después de una gran tribulación llegará la paz y el consuelo. Dejando atrás la “noche oscura del alma” (132) para ser abrazados por la claridad del radiante amanecer. Al igual que en la historia de Moisés obraréis el Milagro, apartando las turbulencias a vuestro paso. El falso Mesías caerá y ya su embaucadora palabra nadie aceptará. La Sombra será derrotada, perdiendo irremediablemente “el combate por el Alma del Mundo.” (133) Abraxas regirá los 365 días del año. Brillando la Belleza y el Conocimiento. Siendo en ese preciso instante cuando conoceréis el verdadero nombre de Dios y no antes.

»Retornando las dispares creencias a la posición primigenia, a las ancestrales Escuelas de Misterios. Desposeídas de cualquier autoridad dogmática. Actuando sencillamente como guías espirituales. Quienes nos introducen en el aprendizaje de hacer nacer la individual chispa mística. Para lo que se valen de la multiplicidad de arquetipos, de los variopintos mitos pergeñados a lo largo de la historia. Adaptando el estudio cada cual a su ritmo. Adecuando los pasos a su preparación interna, sin precipitarse. Preocupados en ser, sentir y gozar de la experiencia, con total atención al completo proceso. Desterrando la preocupación por el parecer, por la opinión del resto. Aunque siempre cuidadosos por respetar al prójimo, como si de nosotros se tratase. Siguiendo la estela de las palabras recogidas en el Evangelio Apócrifo de Tomás, atribuidas a Jesús, dicho 25: “Ama a tu hermano como a tu propia alma y protégelo como a la niña de tus ojos.” (134)

»No os amedrentéis y tened presente la figura del “ouroboros,”. Dibujada por los antiguos alquimistas como una serpiente que se muerde la cola. Alegoría de la esencia cíclica del devenir. Pintada de verde, que identifica el Principio, y de rojo, que señala el Fin. El ocaso de una larga etapa que contempla en su senectud el nacimiento de otra. Repleta de esperanzas e ilusiones, de fe en que lo mejor está por venir. Destruir para luego construir, lo que se repite perpetuamente.

»Esta es mi profecía y tened la certeza de que acaecerá tal como os he relatado. Ya que así quedó fijado por vuestros antepasados. Preconizando que el desenlace se produciría en el último ciclo. Los dados han sido lanzados, marcando el número 6. Restando exclusivamente el 7, que al igual que el séptimo día representa el merecido descanso. Tiempo en el que os halláis si estáis leyendo este pasaje. Y hasta que nos reencontremos en el séptimo cielo os brindo mi eterno saludo fraternal: Per Crucem ad Rosam. No lo olvidéis nunca Queridos Hermanos:

.·.Per Crucem ad Rosam.·.


Capítulo XXXII: La profecía –
(c) –
Ibiza Melián

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(128) Andreade, J.V. (1614). Fama Fraternitatis. Biblioteca Upasika. Colección “Rosae Crucis” nº 24. Obtenido el 19 de septiembre de 2015, de: https://www.fraternidadrosacruzdecolombia.com/wp-content/uploads/2014/07/FAMA-FRATERNITATIS.pdf

(129) Piñero, A. (2011). Los Apocalipsis. 45 textos apocalípticos apócrifos judíos, cristianos y gnósticos. Madrid: Editorial EDAF

(130) Guénon, R. Sobre Hermetismo. Obtenido el 24 de septiembre de 2015, de: https://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/g/Guenon,%20Rene%20-%20hermetismo.PDF

(131) Krishnamurti, J. (Enero 2011). La libertad primera y última (Duodécima edición). Barcelona: Editorial Kairós.

(132) Poema: Noche oscura del alma, escrito por San Juan de la Cruz en el siglo XVI. Místico que narra las vicisitudes que pasa el Alma hasta la unión con Dios. Letralibre.es Revista Digital Independiente. Obtenido el 28 de septiembre de 2015, de: https://www.letralibre.es/2009/02/comentario-de-texto-san-juan-de-la-cruz.html#

(133) Ortís-Osés, A. (2012). Hermenéutica de Eranos. Las estructuras simbólicas del Mundo, p. 153. Barcelona: Anthropos Editorial.

(134) Hoeller, S.A. (2005). Jung y los Evangelios perdidos. A propósito de los manuscritos del mar Muerto y la biblioteca de Nag Hammadi, p. 217. Barcelona: Ediciones Obelisco.

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