El alquimista, de William Fettes Douglas
Un sudor frío se apoderaba de mí. Carlos y Amador me miraban con suma atención. Ahora todo comenzaba a esclarecerse. Los papeles que Don Fadrique entregó a Doña Blanca de Borbón hablaban de lo mismo que los de la abuela de Carlos. Contenido al que no era ajeno, a buen seguro, el Centro Liberal Español y Reformista.
Otra de las siete leyes del Kybalion era: “como es arriba, es abajo”. De lo que se deduce que el Universo se mueve sincrónicamente. Mostrándonos el cosmos mensajes que incidirán en nuestro destino; si bien son indicaciones, nunca obligaciones, pues somos seres con plena capacidad volitiva. Lectura que nunca abandonaron los egipcios, ni los mayas. Y una de esas interpretaciones, hecha por estos últimos, corresponde precisamente al 21 de diciembre del 2012 a las 11:12. El momento exacto elegido por el CLER para presentarse ante la opinión pública. Coincidente con el solsticio de Invierno. El hipotético nacimiento de la Nueva Era, como de Acuarios la llaman. Instante escogido para emitir el mensaje con el que arrancará la Tercera Gran Reforma. El elixir será inoculado en la sociedad, aunque ella sea incapaz de percatarse de la trascendencia de los vocablos pronunciados.
Etapa en la que se unirán cuerpo, mente y espíritu. El astro Sol, en conjunción con la Luna, logrará liberar el alma de nuestra patria. Cuando Sanat Kumara, también denominado Señor del Mundo, alcance el último grado y roce la divinidad. Mas, conforme a la profecía, este proceso iniciático deberá ser tutelado por el mejor alquimista de todos los tiempos, María la Judía. Encargada de concretar la Gran Obra con tierra hispánica. Quien ha de seguir el método de Santo Tomás de Aquino descrito en su Tratado de Alquimia, otorgado a su hermano espiritual Reinaldo. Advirtiéndole: “Que estas reglas sean pues, guardadas en el fondo de tu corazón bajo un triple sello inviolable, ya que en mi otro libro, destinado al vulgo, he hablado de filosofía mientras que aquí, confiando en tu discreción te revelo los secretos más ocultos”. (26)
Mi voz temblorosa fue capaz de emitir un tenue sonido:
—¿De verdad pensáis que el CLER nos ha escogido porque estaba al corriente de nuestro legado? ¿Y creen que yo seré capaz de culminar la transmutación de la mentira en verdad? Esto me supera. Además, tales conocimientos son más perjudiciales que beneficiosos para aquellos que no estén preparados. Recuerda aquel pasaje de Mateo VII: 6: No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; no sean que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
De repente oímos unos golpes en la ventana de la biblioteca. Corrimos para ver qué pasaba y sólo alcanzamos a vislumbrar una tenue sombra que se alejaba rápidamente. Las fuerzas de la opresión ya estaban en aviso y serían capaces de cualquier cosa para frenar los mensajes que invocaran la plena libertad. La perenne lucha entre la Luz y las Tinieblas ya se había desatado. Con ojos llorosos conminé a mis compañeros a congregar a La Hermandad de Doña Blanca. No obstante, antes debíamos prevenir a Isabel de lo que estaba ocurriendo.
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(26) Las Heras, A. (2006). Alquimia. Historia, rituales y fórmulas, p. 86. Buenos Aires: Editorial Albatros.