Como hace una semana escribí en un artículo sobre la crisis económica de 1866: “Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”. (1) En alusión a la advertencia del filósofo Santayana (1905). Por eso resulta perentorio conocer cuál fue nuestro pasado político, económico y social para descifrar el porqué de ciertas desviaciones presentes. Así poniendo en práctica este axioma publiqué una novela a finales de 2010, “Historias de un pueblo”, donde comparaba las semejanzas entre el periodo político actual y el de la Restauración (1874-1931). Quedando como capítulo abierto si concluiría de similar manera.
Pues bien, uno de los escasos periodos en el que las ideas liberales han regido este país fue durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874). Y hoy he querido rescatar un fragmento de una intervención del político Moret durante el trascurso del debate presupuestario para 1870-71. Representante liberal que afirmaba que: “Las obras públicas son indispensables, son necesarias, pero tienen que estar en proporción con el estado del país.., Pero fuera de esto, el lanzarnos a la construcción de obras públicas como medio de producción sin tener esa producción equilibrada, es un inmenso peligro”. (2) Y es que quizás, si hubiésemos recordado las citadas palabras estos últimos años, nos hubiésemos ahorrado algunas de esas Obras Públicas megalómanas que siembran el paisaje nacional.
El Sexenio Revolucionario –
(c) –
Ibiza Melián
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(1) Santayana, G. (1905). La Vida de la Razón, “Volumen 1: La razón en el Sentido Común”.
(2) Rosado Pacheco, S. (2000). El Estado administrativo en la España del siglo XIX: liberalismo e intervencionismo, p. 109. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.