Capítulo IV: ¡La verdad os hará libres!
Cada vez que me hospedo en alguna habitación del longevo castillo seguntino se repite el mismo sueño. Es como si mi cuerpo se desdoblara, abandonando el espíritu momentáneamente la materia para vagar libremente. Conduciéndome a una estancia donde aparece ella llorando amargamente, arrodillada. Asiendo férreamente con una mano un arca dorada, en tanto con la …