Capítulo XXXI: El centro reformador

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“Sueño de la mentira y la inconstancia”, grabado de Goya pintado alrededor de 1797 a 1799

Una vez más cogimos el dorado ascensor que conducía a la sede del “Centro Liberal Español y Reformista”, el CLER. Y como el primer día se fue parando en los distintos pisos, destacados en diferentes colores: la planta baja en rojo, la siguiente en naranja, para proseguir en amarillo, verde, azul, índigo y terminando la séptima en violeta. Repiqueteando la lluvia insistentemente en los cristales, al igual que ocurrió en el inicial encuentro. Mas ya era la fecha señalada, el 21 de diciembre de 2012.

Allí estaban todos, Amador, Tomás, Carlos, Isabel. Christian Resende Cruz, el longevo hombre de pelo blanco, alto y enjuto, que cual vehemente Don Quijote de la Mancha parecía transmitirme un único pensamiento: “La libertad (…) es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad (…) se puede y debe aventurar la vida (…)” (113)

Junto a Christian se situaba el eterno profesor de Economía de la Universidad de Salamanca, el Gran Maestre, Ralf Hayek. Quien se acercó para susurrarme al oído un pasaje de Agustín de Hipona: “No salgas fuera de ti, vuelve a ti, en el interior del hombre habita la verdad.” Recordándome a través de la sentencia del santo cristiano, cuya trayectoria vital transitó entre el siglo IV y V, el mensaje que en breve habría de pronunciar. El mensaje que traerá la Tercera Gran Reforma. El mensaje que proclamará que existió, existe y existirá el liberalismo en nuestro país. El mensaje que liberará el alma española. El mensaje que alumbrará a la gente que en esta hermosa nación habita. El elixir iba a ser por fin inoculado en la sociedad, aunque ella no se percatase de la relevancia de los vocablos articulados.

Los periodistas ya ocupaban sus asientos en la sala de prensa. Los blogueros y “youtubers” más influyentes también se encontraban presentes. Las cámaras de televisión listas para difundir nuestro comunicado. Múltiples fotógrafos se agolpaban dispuestos a inmortalizar el encuentro. Habiéndoles entregado ya Amador el correspondiente dossier, en pro de facilitar su labor. Siendo igualmente el encargado de redactar una noticia con lo que allí aconteciera, al objeto de informar a aquellos medios que se encontraban ausentes. Los cuales eran muy pocos debido a la tremenda expectación que se había generado en torno a la nueva y misteriosa formación. Ejerciendo además de “Community Manager.” Mientras, Tomás era el responsable de fijar el evento en imágenes y Carlos de grabarlo. Siendo el cometido de Isabel, como experta lingüista, el de relacionarse con los periodistas allí congregados. Pudiendo de esta manera rápidamente detectar a cualquier correligionario por la Sombra enviado.

Depositando nuestra fe en Internet y las Redes Sociales a la hora de divulgar nuestros pensamientos. Sorteando de este modo las barreras geográficas, al poder volar libremente hasta cualquier lugar, por más remoto que este fuese. Obviando los límites temporales, al ser factible su consulta ininterrumpidamente. Desempeñando el mismo papel que ya tuvo la Imprenta en la Gran Reforma. Valiéndose de ella los movimientos reformados para provocar el cisma en la Gran Iglesia, dividiéndose después en católicos y protestantes. Ya que la impresión de la Biblia y su traducción del latín, conocido por pocos, a las lenguas vulgares permitieron al gran público acercarse al texto sagrado. Generando una fuerte corriente de opinión al promulgarse el “libre examen.” Prescindiendo de los clérigos para adentrarse en el texto. (114) Y lo que nosotros pretendíamos era convertir el conocimiento esotérico, sólo apto para iniciados, en exotérico, abierto a todos. Al considerar que el momento predicho había llegado.

Eran casi las 11:12 y marché hacia el atril para dar mi discurso. Justo cuando el reloj marcó ese minuto exacto comencé a hablar, dirigiendo mi mirada a cada uno de los asistentes. Rozando levemente con mis dedos la pequeña cruz que colgaba de la fina cadena que adornaba mi cuello. En la que destacaba una minúscula flor, una rosa pintada de un intenso magenta. Evocando a mi venerada Doña Blanca de Borbón y a su amado noble español, Don Fadrique. Proporcionándome su infinita pasión la fuerza necesaria para cumplir mi cometido. Porque, como indicara Goethe, no cabe duda de que: “El amor y el deseo son las alas del espíritu de las grandes hazañas.” Y dije con absoluto aplomo:

“¡Hola!, me llamo María y me gustaría en representación de todos los que conformamos el “Centro Liberal Español y Reformista”, el CLER, agradeceros vuestro apoyo en este día tan trascendente para nuestro grupo político. Acontecimiento que marca el pistoletazo de salida en la carrera hacia las próximas elecciones generales. Incursionándonos en la batalla de las ideas para defender aquello en lo que firmemente creemos, nuestros principios, valores y convicciones.

Os preguntaréis el porqué del nombre de este partido. Centro, porque ese es el punto donde se halla la virtud, conforme a lo expuesto por el filósofo griego Aristóteles. Liberal, desde una perspectiva filosófica, una postura desde la que entender la existencia. Desde la certeza de que somos seres únicos y nos merecemos vivir desplegando al máximo nuestra potencialidad. Sin olvidar por ello la premisa esbozada por José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí mismo.” Lo que para nosotros significa que todos los humanos estamos interconectados, influyendo cada realidad en la del resto. Por lo que constantemente deberemos tender la mano a los demás, si queremos individualmente prosperar y avanzar. Cooperando y colaborando de manera armónica con los integrantes de esa Alma del Mundo a la que todos pertenecemos. Contribuyendo a la mejora de la sociedad a través del perfeccionamiento personal.

Español, porque sentimos un inmenso dolor por nuestra patria. Por esta tierra cansada de sufrir infinitas confrontaciones. Por esta tierra que gime desde sus entrañas un quiero y no puedo obtener la paz y el consuelo. Y por último, Reformista, porque sostenemos que España necesita una Gran Reforma si ambicionamos a la añorada Tercera España llegar. Aquella que para Salvador de Madariaga era la de la libertad, la integración y el progreso. Aquella en la que se encuentran los que no se consideran de ningún extremo y suspiran por un centro reformador. (115) Magistralmente definido por Suárez, el primer Presidente nacional del vigente periodo democrático, como: “el centro es síntesis y no desierto, aproximación y no equidistancia, dinámica y no indefinición. Por eso el reformismo coincide con el centro. El centro es la reforma porque sólo el centro garantiza el equilibrio entre los que no quieren la reforma y los que tratan de destruirlo todo.” (116) Ubicándolo en “el lugar de concordia y esperanza.” (117) Esperanza en que otra España es posible. Una España en la que todos nos sintamos integrados. Una España en la que impere la unión; sin embargo, una España que haga gala del pleno respeto a las diversas singularidades.

Aseverando al respecto, ya en 1810, el sevillano Blanco White: “La España, nación que se puede decir agregada de muchas según la progresiva accesión de los reinos que la componen, no había tenido tiempo de reunir a sus habitantes por el influjo de un gobierno feliz e ilustrado, que bajo la uniformidad de las leyes hace olvidar a los pueblos las preocupaciones de rivalidades antiguas. En vez de atender a este grande objeto, el emperador Carlos V, que había recibido la España de mano de su abuelo mal reunida y recién destrozada por las guerras civiles, sólo cuidó de abatir el espíritu nacional, distrayendo a los españoles en guerras, y usando de ellos como meros instrumentos de sus miras.” (118) Y es que como manifestara Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo.” (119)

Blanco White, uno de los pensadores liberales más ilustres del panorama nacional, que se incardina en los preliminares de esta corriente en nuestro Estado. A quien la comunidad pareciera haber olvidado; empero, que bien debiera rememorar. Al que como a tantos otros se le catalogó de hereje, (120) por llamar “al pan, pan, y al vino, vino.” (121) Movido por un vigoroso espíritu pedagógico, en pro de iluminar a la sociedad de su época. Exiliado que vivió por su país obsesionado. Que al igual que Goya reflejó la sombría decadencia española. (122)

Retazos del ayer que resulta harto complicado resolver. Historia de nuestros deseos y anhelos. De nuestras aspiraciones y sueños. De efímeros instantes en los que todo lo creímos comprender. Pero que la dura realidad se encargó rápidamente de disolver. Y como diminutos granos de arena volaron con el viento. Haciéndonos ver la fragilidad de nuestra parte material. Que carece de sentido si no está sustentada por algo más. Levantada sobre una enorme pasión por la regeneración de esta tierra hispánica, de este suelo yermo y sombrío. Con la intención de propiciar que las hermosas rosas magentas vuelvan a aflorar.

Por otro lado, cabe destacar que en nuestro anagrama las letras C y R aparecen dibujadas con un trazo más grueso y en un tamaño un poco mayor. Indicando nuestra esencia primigenia. Simbolizando la prevalencia del alma del partido por encima del ego de sus componentes. Perfilados los cuatro caracteres que constituyen el término CLER en dorado, como alegoría de nuestra pureza. El oro de nuestra naturaleza.

Otra duda que quizás alberguéis es quiénes componen esta organización. Y yo os contesto que hombres y mujeres que han logrado erradicar de su ser cualquier vestigio de odio pasado. Hombres y mujeres a los que el Amor inunda, alcanzado a todo aquel con el que se relacionan. En definitiva, hombres y mujeres de valía suma que caminan incansablemente tras las huellas del Conocimiento. Consagrando su vida a vislumbrar la Luz en el saber. Acabando incluso de cumplir alguno de ellos los 120 años, justo cuando el reloj marcó las 11:12. Por lo que permítanme que los felicite con una frase muy nuestra: “Per Crucem ad Rosam.” Y que la repita dos veces más como prueba de nuestro cariño y afecto: “Per Crucem ad Rosam.” “Per Crucem ad Rosam.”

Asimismo, para conseguir que se tornen reales nuestros ideales sugerimos implementar una serie de propuestas. Las cuáles más adelante detallaremos en nuestro futuro programa electoral. Pero que atañen a la modificación del sistema electoral, defendiendo la elección uninominal por circunscripción electoral o el sistema de rondas múltiples. Respaldando además una reforma en el ámbito local, pasando de la figura del “strong-mayor”, el Alcalde fuerte que nosotros tenemos, a la del “city-manager.” De igual modo, apoyamos la mayor libertad en cualquier faceta del ámbito privado.

Abogando porque funcionen todos los controles al poder gubernamental. Tanto los propios de la inicial separación de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; los cuales han de controlarse entre sí para eludir toda clase de abuso. Como los controles internos de la Administración Pública, que se fundan en la defensa del interés general por parte de los empleados públicos, contrarrestando la probable inclinación partidista de los políticos. Y por último, el control ciudadano, que resulta factible gracias a la implantación de las máximas medidas de transparencia. (123) Porque se han de poner límites a la actuación discrecional del Estado. De modo que se evite que lleve a la ruina a las capas más débiles de la población, con el supuesto espurio propósito de que algunos conserven su dominio. Proscribiendo que nos impidan ejecutar el plan de vida que cada uno nos hayamos prefijado.

Manteniendo un alegato en favor de pasar de una democracia representativa a otra participativa. Para como explicara Maura en su mítico discurso sobre la “Revolución desde arriba”, sellar la brecha entre gobernantes y gobernados. Restableciendo así la imprescindible confianza entre Administración Pública y ciudadanos. (124) Político que exhortaría igualmente a transformar un Parlamento que se había convertido para él en: “asilo de la politiquería, refugio de caciques y mangoneadores, tribuna de charlatanes, tertulia de chismosos, trampolín de vividores, plataforma de mediocridades.” (125) Hay quien insinúa que quizás esto no ha cambiado demasiado.

Y también he de confesar que el CLER aspira a una mutación total de cuerpo, mente y espíritu, en el caso de sus seguidores. Es por ello que no podemos dejar de rechazar la prisión espiritual en la que pretenden proseguir teniéndonos encerrados. Todavía mayor en el caso de las mujeres, a las que se les niega una posición de igualdad. Cautivas de un añejo cariz misógino impropio del siglo XXI. Impropio de una época en la que se prohíbe la discriminación, independientemente del tipo que sea. No obstante, en el supuesto de algunas confesiones se erige en una vana ilusión. En la promesa incumplida de devolverles el status que les negó la antigua sociedad patriarcal. No pudiendo dejar de denunciar esta situación, aunque haya una separación entre lo político y lo religioso. Aunque parezca su proclama socialmente inadecuada. Porque callar sólo nos haría cómplices de una situación muy injusta.

Pero se avecina un nuevo mañana en el que las falsedades serán puestas al descubierto. Cayendo cada uno en la cuenta, creyentes o no creyentes, en el significado de un pasaje por Jesús esbozado: “Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el Universo: el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo, levantad una piedra y allí me encontraréis.” Recogida en el Evangelio de Tomás, texto copto de Nag Hammadi. Y es que el descifrarlo nos haría devenir en hombres y mujeres independientes, impermeables al influjo de cualquier fraudulenta utilización dogmática, fuere de la índole que fuere. Pues ya aclaró el insigne Mariano José de Larra en la Nochebuena de 1836: “El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.” Para proseguir explicando que: “por esa razón creen (…) los pueblos a sus ídolos, (…) y a sus Gobiernos.” (126)

Ya que si intuimos que cada uno somos un ser supremo, divino en esencia, no permitiríamos engaño alguno. Ni los privilegios que a nuestra costa los de siempre quieren preservar. Lo que suscitaría, sin duda, que respetemos al prójimo como a nosotros mismos, al conferirle idéntico valor. Poseedor de la mayor de las noblezas. Conscientes de que partimos de un mismo origen, que de diversas formas se fue interpretando, adaptándolo al contexto de cada colectividad para hacerlo accesible. Aunque sometido a una perenne manipulación por los próceres de cada etapa, con el fin de mostrarse ante el pueblo legitimados.

Y traigo a colación este símil místico porque entiendo que de esta forma será más fácil asimilar nuestro mensaje. Pues ésta es nuestra única Piedra Filosofal, el conocer que el poder emana del interior de cada persona y que no requiere por otros estar tutelada para sentirse realizada.

Luego, no hay que buscar las respuestas fuera, sino adentro. Donde se halla el ancestral oráculo mentado por incontables historias. Y cuando esto ocurre se produce el milagro y todo se vuelve más claro, haciéndose lo de abajo igual a lo de arriba. Quedando entonces deslumbrados por el intenso brillo de nuestra mente creadora, inventora de mundos y realidades que sólo ella es capaz de modificar. El punto donde radica la perpetuamente buscada felicidad. Que aparece cuando sincronizamos nuestras palabras, pensamientos y actos. Favoreciendo por tanto la tan en boga actualmente inteligencia emocional. Expresando con este moderno término lo que ya se sabía desde las más remotas épocas. Demostrándonos que lo único que hemos hecho es retornar a la primitiva sapiencia. Sabiduría que había sido olvidada e interesadamente guardada en un cofre celosamente escondido. Parapetado tras la multitud de hogueras encendidas con la llama del temor y la sumisión.

Debiendo sólo sentir miedo, por perder su liderazgo, aquellos que todavía sostienen en su mano la llave de los grilletes de una verdad sesgada y adulterada, que encadena el alma de nuestra adormecida patria. Ante quienes se abren dos opciones: cambiar y adecuarse a la Nueva Era; o ser irremediablemente olvidados, al darles los hasta ahora encarcelados la espalda, por no percatarse de que el último ciclo ha terminado. En el que exclusivamente cabe un lenguaje comprensivo y no la mera reiteración de doctrinas sin previo e individual razonamiento.

Habiendo sido los liberales españoles de dispares generaciones, como los anteriormente mencionados, los que abonaron el terreno para que hoy este proyecto haga renacer la ilusión. Colmando nuestros anhelos y deseos. Desterrando la desesperanza, el desasosiego, la opresión del alma. Para poder dejar atrás “las dos Españas”.

Y acabo con unos versos del poeta Gabriel Celaya:

“España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.” (127)


Capítulo XXXI: El centro reformador –
(c) –
Ibiza Melián

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(113) Cervantes (1998). Capítulo LVIII: Que trata de cómo menudearon sobre don Quijote aventuras tantas, que no se daban vagar unas a otras. En Rico, F. (Dir.), Don Quijote. Edición del Instituto Cervantes. (Obra original publicada 1605-1615). Documento electrónico obtenido del Centro Virtual Cervantes, el 15 de septiembre de 2015: https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/Edicion/parte2/cap58/default.htm

(114) Marcos García, J.J. (2015). Tipografía del griego clásico, p. 41. Madrid: DYKINSON

(115) Giustiniani, E. (2009). El exilio de 1936 y la Tercera España. Ortega y Gasset y los blancos de París, entre franquismo y liberalismo. Circunstancia, año VII (nº 19). Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://www.ortegaygasset.edu/publicaciones/circunstancia/ano-vii—n–19—mayo-2009/articulos/el-exilio-de-1936-y-la-tercera-espana–ortega-y-gasset-y-los-blancos-de-paris–entre-franquismo-y-liberalismo

(116) Quevedo, F. (2006). Pasión por la libertad, p. 153. Barcelona: ÁLTERA

(117) Quevedo, F. (2006). Pasión por la libertad, p. 160. Barcelona: ÁLTERA

(118) Martínez de Pisón Cavero, J.M. (2005). Los inicios del pensamiento liberal español: José Mª Blanco White. Universidad de la Rioja. Redur 3. Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://www.unirioja.es/dptos/dd/redur/numero3/martinez.pdf

(119) Santayana, G. (1905). La Vida de la Razón, «Volumen 1: La razón en el Sentido Común».

(120) Martínez de Pisón Cavero, J.M. (2005). Los inicios del pensamiento liberal español: José Mª Blanco White. Universidad de la Rioja. Redur 3. Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://www.unirioja.es/dptos/dd/redur/numero3/martinez.pdf

(121) Refranero multilingüe. Centro Virtual Cervantes. Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha.aspx?Par=58183&Lng=0

(122) Martínez de Pisón Cavero, J.M. (2005). Los inicios del pensamiento liberal español: José Mª Blanco White. Universidad de la Rioja. Redur 3. Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://www.unirioja.es/dptos/dd/redur/numero3/martinez.pdf

(123) Melián, I. (2015). La corrupción en España y sus causas. Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://app.box.com/s/nowoekks7o3jjjf1ez03cn49ooxpfgl4

(124) Melián, I. (10 de febrero de 2015). De la democracia representativa a la democracia participativa. ibizamelian.com. Obtenido el 16 de septiembre de 2015, de: https://ibizamelian.com/conferencias-de-ibiza-melian/de-la-democracia-representativa-a-la-democracia-participativa/

(125) Blanco, J.M. (2 de junio de 2015). La revolución desde arriba. Vozpópuli.

(126) De Larra, M.J. (26 de diciembre de 1836). La Nochebuena de 1836. Yo y mi criado. Delirio filosófico. El Redactor General, nº 42. Documento electrónico obtenido de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el 17 de septiembre de 2015: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/la-nochebuena-de-1836-yo-y-mi-criado-delirio-filosofico–0/html/ff797966-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html#I_1_

(127) Celaya, G. (1955). Poema España en Marcha, de “Cantos iberos.” Gabriel Celaya. Obtenido el 17 de septiembre de 2015, de: https://www.gabrielcelaya.com/documentos_algunospoemas.php

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