Hermetismo y alquimia espiritual

La escritora Ibiza Melián presentando uno de sus libros

Buenas días*:

En primer lugar, gracias por invitarme a este acto, así como por el interés prestado a La Hermandad de Doña Blanca. Además, querría mostrar especialmente mi más sincera gratitud a Adrián Pérez de Vera por su inestimable apoyo. Quien tuve el honor de conocer personalmente el seis de mayo, en la Feria del Libro de Lanzarote. Enviado por la Antigua y Mística Orden Rosa Cruz – AMORC para saber un poco más de mi libro. Fue un auténtico placer poder charlar con él y que me hablara de algunos planteamientos que hasta ese momento desconocía. Tampoco puedo dejar de nombrar a Bartolomé Egea; a Allihassana Coulibaly, Gran Consejero de la Jurisdicción española, quien amablemente me acompañó en la presentación de mi libro en Madrid; o a Hugo Casas, el Gran Maestro, por su predisposición a transmitir el mensaje de este ensayo novelado. Y es que aquel correo, que remití a través de la plataforma de AMORC el 30 de abril, me ha permitido contactar y comprender un poco más a un movimiento que me fascinó desde un primer momento.

La Orden Rosacruz

Porque cuando empezó hace años a rondarme por la cabeza la idea de escribir este libro, desconocía que hubo en la historia de Europa una Orden Rosacruz. No obstante, por pura casualidad quizás, si es que estas existen, cayeron en mis manos distintos documentos que describían una organización cuyos postulados tuvieron un fuerte calado en nuestro continente. La Fama Fraternitatis, publicado en 1614, y que buscaba una Gran Reforma para su entorno. La Confessio Fraternitatis, otro insigne texto rosacruz editado en 1615, que pretendía la regeneración del hombre. Por último, Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz, que salió a la luz en 1616 y relata el camino que todo iniciado debe recorrer para que su materia y su espíritu terminen por disolverse en el absoluto[1].

El humanismo y la espiritualidad

En definitiva, en la aparición de los rosacruces, en esta etapa, subyace una proclama sobre la necesidad de promover el humanismo y la espiritualidad. En tratar de mejorar el mundo a través de la perfección individual. Ya que no hay que olvidar que surgen en una era de crisis, poco después de que irrumpieran los movimientos protestantes, que acabaron con la hegemonía de la res publica christiana. Con el dominio absoluto del emperador y el papa.

Y es que será la Paz de Westfalia, en 1648, la que marque un antes y un después. Tratados que pusieron punto y final a la denominada guerra de los Treinta Años, que se saldó con la muerte de la mitad de los europeos. Disputas entre católicos y protestantes, que afloran con la irrupción de los movimientos de reforma de Lutero (1517), Zwinglio (1522) y Calvino (1541). Momento coincidente con el Renacimiento, donde por primera vez el individuo empieza a alcanzar categoría vital gracias al humanismo, fomentado por los aires de reforma.

El Antiguo Egipto

Si bien, como otras corrientes que ahondan en la parte trascendente del ser humano, factiblemente la Orden Rosacruz pudo tener sus raíces en las antiguas escuelas egipcias de misterios. Cuyo esplendor se remonta alrededor del 1350 a.C, bajo el reinado de Akhenatón. Faraón que impuso el monoteísmo. Doctrina de la que presuntamente bebió Pitágoras en la Antigua Grecia. Se dice que hasta Platón quedó por ella seducido[2]. Y precisamente fue Platón, en su mítica fábula de la caverna, quien habla de una realidad que siempre hemos visto distorsionada. Explicada de distintas maneras por las dispares creencias. Ya lo dijo Ghandi: «Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas, por intervención de los hombres».

«Fue Platón, en su mítica fábula de la caverna, quien habla de una realidad que siempre hemos visto distorsionada». Clic para tuitear

Y es precisamente en esas escuelas egipcias de misterios de donde emerge Thot. Representante de la sabiduría y mediador entre lo terrenal y lo celestial. Quien será bautizado por los griegos como Hermes Trismegisto[3], el tres veces grande, y por los romanos como Mercurio. Asimilado, asimismo, al profeta Idris en el Corán. O incluso con el Zoroastro iranio[4].

Para algunos no se trata de un ente individual concreto, sino de un articulado pensamiento filosófico. Enseñanzas que componen lo que hoy conocemos como el hermetismo y que son la base de la alquimia espiritual; pero, que tiene sus orígenes en la Heka egipcia.

Razonamientos que influyeron en la concepción filosófica islámica[5]. Es más, fueron los árabes quienes introdujeron, en la Edad Media, este pensamiento en Europa a través de España. Dentro del cristianismo se tienen vestigios de que grandes pensadores poseían esa sapiencia. Cabe citar a Santo Tomás de Aquino (1225-1274), cuya principal obra al respecto es el denominado Tratado de Santo Tomás de Aquino en el Arte de la Alquimia[6]. Documento que parece que otorgó a su hermano espiritual Fray Reynaldo, con una explícita advertencia: «Que estas reglas sean […] guardadas en el fondo de tu corazón bajo un triple sello inviolable, ya que en mi otro libro, destinado al vulgo, he hablado de filosofía mientras que aquí, confiando en tu discreción te revelo los secretos más ocultos»[7]. Sentencia a la que hago alusión en La Hermandad de Doña Blanca y que le indica a la elegida, la reencarnación de María la Judía, cómo llevar a cabo el proceso alquímico regenerador. Ya que este personaje fue considerado uno de los mejores alquimistas de todos los tiempos. Incluso Fulcanelli se refiere a ella como «Maestra de Filósofos». A quien se le atribuye la técnica de cocción del baño María[8].

Las leyes herméticas

Dentro del hermetismo podemos citar, entre sus obras clave, La Tabla de Esmeralda, El Kybalion o El Corpus Hermeticum. Documentos de los que se pueden extraer siete leyes cósmicas, que si se aprenden a no trasgredir supuestamente permiten dejar atrás el sufrimiento. Tales axiomas son:

1.- El principio de mentalismo, que afirma que «todo es mente». Es decir, somos los dueños de una mente creadora, inventora de mundos y realidades.

2.- El principio de correspondencia. «Como arriba es abajo, como abajo es arriba». O sea que lo que albergamos en el interior se refleja en el exterior.

3.- El principio de vibración. «Todo se mueve, todo vibra». Precepto que nos indica que hemos de estar dispuestos a evolucionar, a transformarnos continuamente.

4.- El principio de polaridad. «Todo tiene dos polos». Por tanto el fin último es ser capaces de integrar esas dualidades. Opuestos que son complementarios entre sí y ambos necesarios.

5.- El principio del ritmo. «Todo fluye y refluye». Todo es cíclico. Nuestra vida es un constante avance y retroceso.

6.- El principio de causa y efecto. «Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa». De tal manera que lo que hagamos nos volverá multiplicado, positiva o negativamente, en correspondencia con la primera acción.

7.- El principio de generación. «Todo tiene sus principios masculinos y femeninos»[9]. Y es que todos albergamos en el interior una parte femenina y otra masculina. La femenina se alinearía con el lado derecho del cerebro y estaría supuestamente conectada con la sensibilidad extrasensorial y la creatividad. En tanto la masculina se vincula con el hemisferio izquierdo, asociada a la lógica y la deducción. No obstante, el pensamiento creativo requiere de ambas partes, primero para soñar y después para concretar.

Giordano Bruno

De todo este saber hizo acopio Giordano Bruno, ilustre rosacruz. Adalid del librepensamiento. Icono de la rebeldía ante el poder hegemónico. Fraile dominico condenado por la Iglesia a morir en la hoguera en el 1600. Y no será hasta el año 2000 cuando la Iglesia haga público su arrepentimiento[10]. Filósofo hermético que abogaba por un gnosticismo puro. Célebre alquimista y astrónomo que insinuó que Dios nace en nuestra alma. Quien profirió días antes de fallecer a sus inquisidores:

«Yo sé que me condena vuestra demencia suma.
¿Por qué? Porque las luces busqué de la verdad,
no en vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
con dogmas y con ritos robados a otra edad, (…)
leyenda vuestra historia fantástica y extraña (…)
Decid a vuestro Papa, vuestro señor y dueño.
Decidle que a la muerte me entrego como a un sueño.
Porque es la muerte un sueño que nos conduce a Dios…
(…) a ese Dios-Idea que en mil evoluciones
da a la materia forma y vida a la creación.
(…) al Dios del pensamiento.
Al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mí,
al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento»[11].

Doctrina que también influyó a Goethe, igualmente rosacruz[12] y autor de la legendaria obra Fausto. Personaje que tuvo que bajar a los infiernos para después salvarse, al argumentar los ángeles en pro de su redención: «A quien siempre se esfuerza con trabajo podemos rescatar y redimir»[13].

Todo ello un revulsivo hallazgo para mí, una aprendiz de escritora ajena a toda corriente iniciática. Movida únicamente por el afán de encontrar nuevos conocimientos. Conocimientos que me ayuden a entender mejor la esencia humana.

Carl Gustav Jung

Esencia que supo auscultar perfectamente el prestigioso psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), a quien aludo igualmente en La Hermandad de Doña Blanca. Cuyo trabajo constituye uno de los pilares fundamentales de la psicología transpersonal. Quien centró su investigación en los arquetipos que nacen del inconsciente colectivo. Inconsciente colectivo donde laten el ánima femenina y el animus masculino. Elementos que atañen a la dualidad. Pero, donde también acecha la sombra, aquello oscuro que negamos de nuestra propia personalidad[14]. Mientras, externamente nos mostramos con la máscara. Careta que nos ponemos para desempeñar el rol que nos hayamos impuesto en la sociedad[15]. No obstante, después de un ímprobo esfuerzo por conseguir el autoconocimiento, hemos de visualizar el mandala. Figura que representa la armonía que logramos cuando somos capaces de integrar nuestra parte consciente e inconsciente. El camino hacia lo que Jung llamó la «individuación»[16]. El espíritu y la materia que terminan por retornar al absoluto. Las bodas alquímicas que creaban al hombre completo.

Carl Gustav Jung fue asimismo el inspirador del Círculo de Eranos, surgido en 1933 en el pueblecito suizo de Ascona. Encuentros entre intelectuales e investigadores que perseguían el diálogo entre las variadas tradiciones, entre Oriente y Occidente. Quienes descubrieron la presencia de idénticos símbolos en las dispares culturas[17].

El lenguaje simbólico

Entre otros muchos, por ejemplo el mensaje recurrente de la muerte y resurrección. Como en la leyenda de Hiram, un clásico en cualquier texto que hable de masonería. O en la de Osiris en el Antiguo Egipto[18], lo mismo que ocurrió con Cristo en el cristianismo. Alegoría de la inmortalidad[19]. Pero, también Mitra[20], Dionisos o Baco[21], Adonis[22], o Krisna[23]. Figuras que encarnan asimismo al Gran Maestro, al astro Sol que todo lo ilumina[24].

Otro elemento que se repite en dichas historias es el número tres, ya sea porque la resurrección se produce al tercer día o porque Hiram Abif fue asesinado por tres malvados compañeros. Compañeros que personificaban «la ignorancia, la hipocresía y la ambición», impedimentos para el desarrollo «moral e intelectual»[25]. Número que alude al equilibrio, la armonía conseguida al lograr integrar interna y plenamente las dualidades. Al dejar atrás cualquier fricción entre los opuestos.

De tal manera que en La Hermandad de Doña Blanca hablo de un imaginario pozo de iniciación. Ubicado supuestamente en el jardín de la mítica Casa del Espíritu Santo. El Templo que cuenta la leyenda que erigió la Fraternidad de la Rosa Cruz, bajo la dirección de Christian Rosenkreuz. Pozo en el que aparecía esculpido, según mi narración, el testimonio de la semejanza entre las diversas creencias. En el que estaba el Dios persa Mitra, adorado por los pastores en la caverna donde acontece su nacimiento. Culto de gran profusión entre los soldados romanos. Luego, Jesús niño en idéntica escena, de quien se haría coincidir su natalidad con la fiesta pagana del solsticio de invierno. Además se dedicó al Señor el domingo, que era el día del Sol para los seguidores de Mitra, y los cristianos relacionaron a Dios con la Luz. El banquete ritual de los mitraicos que representa el ágape de los iniciados donde se comparte la sustancia y sangre del toro divino. Así como la última cena de la cristiandad en la que los apóstoles toman el cuerpo y sangre de Cristo. De igual modo, se refleja la pasión y muerte de Osiris, propia de las creencias egipcias, junto a la de Cristo. Y la Virgen María al lado de la efigie de Isis adscrita también al culto surgido en Egipto[26].

El conocimiento esotérico

Sin embargo, esta disparidad a la hora de explicar similares hechos no hay que entenderlo como una malintencionada desvirtuación. Sino que se buscaba difundir de la forma más fácil posible concretos mensajes y que fueran aceptados por prácticamente todos, en una sociedad mayoritariamente iletrada. Sin olvidar que en muchas corrientes había un conocimiento exotérico, es decir, que se divulgaba a todos. Y otro esotérico, que sólo era revelado a los iniciados, a los que se suponía que después de un aprendizaje serían capaces de comprenderlo. Porque no hemos de obviar que la mente humana es bastante reacia a aceptar los cambios conceptuales radicales. Lo mismo que ahora ocurre en la comunicación, donde se amoldan los mensajes en base al público al que se dirige.

Lo habitual es que casi siempre se apele a cambios conceptuales de tipo superficial, al ser más fáciles a la hora de lograr. En los que se toman como base los conocimientos y experiencias del propio individuo y se añaden elementos nuevos. Es decir, se enriquecen sus concepciones previas; pero, no se contradicen. O bien se opta por una leve revisión. Pues el ser humano, a la hora de pensar en su vida cotidiana, acostumbra a apelar al sesgo de confirmación, que irrumpe cuando primamos los supuestos que confirman nuestros planteamientos sobre los que los refutan[27]. Por tanto, conseguir que la persona desaprenda todo lo aprendido hasta ese momento y asimile algo nuevo es sumamente complicado. Aunque es el pensamiento que se promueve en el siglo XXI, si se quiere superar la sensación de incertidumbre constante. A este tipo de cambio conceptual sólo se llega si el sujeto está predispuesto a ello, ya que suele implicar transformar nuestras motivaciones, actitudes… Para lo que ha de saber qué es lo que tiene que sustituir y el motivo. Y por último debe ser capaz de evaluar si esa alteración se ha producido y en qué grado. Conclusivamente, el cambio conceptual radical no sólo requiere un gran esfuerzo, sino que es bastante prolongado en el tiempo[28].

La fábula de la caverna de Platón

Por eso en La Hermandad de Doña Blanca hago una especial advertencia a través de la fábula de la caverna de Platón. E insto a tener cuidado con los que en tal lugar moran. Porque, como sentenció el filósofo griego, probablemente si se les intenta llevar a una luz que siempre han visto distorsionada: primero mostrarán incredulidad, después se reirán, y por último pueden llegar incluso a matar a aquel que pretenda mostrarles una nueva realidad. Aviso que reitero mediante un mensaje garabateado en un misterioso papel. Hoja en la que se puede leer: «…no arrojarás las perlas a los cerdos, por temor a que las pisoteen y volviéndose junto contra vosotros, os despedacen». Palabras de alerta transmitidas por el célebre astrólogo Nostradamus (1503-1566) a su hijo César.

Aunque sinceramente opino que en el siglo XXI se abre un campo especial, una oportunidad, donde quizás se conjugue ciencia y espiritualidad. Explicaciones que conformaban hasta ahora el pensamiento implícito, aquello que sabemos pero somos incapaces de explicar con palabras. Para empezar a tornar ese pensamiento en explícito, o sea, dar una explicación científica y argumentada de lo que hasta este momento conocíamos. Un ejemplo de ello es el mensaje de Amor en el que insistía presuntamente Jesús, la máxima mental de los hermetistas, y que guarda concordancias con la contemporánea inteligencia emocional.

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El librepensamiento

Claro que todo este campo de apertura mental, de tolerancia y de cuestionamiento es un peligro para aquellos que quieren mantener a la masa adormecida. Cerrada en la tribu, en contraposición a la sociedad abierta por la que abogaba el filósofo austriaco Karl Popper (1902-1994). Porque al fin y al cabo supone un ataque directo a su poder omnímodo. Pues para cualquier Estado perfeccionista la sociedad tribal es el objetivo a lograr. Un gobierno que trata de imponer a todos su modelo de plan de vida. Frente al liberal donde es el individuo el que decide qué vida desea para sí, siempre y cuando no viole los derechos de los demás en el camino que se ha marcado. Modelo que choca también con la máxima rosacruz de «la mayor tolerancia dentro de la más estricta independencia»[29]. Es por ello que los perfeccionistas lo primero que hacen para cumplir su objetivo es limitar la libertad, el librepensamiento, la información y la cultura.

De tal manera que tanto los rosacruces, como la masonería, o las dispares creencias religiosas apelan a la simbología para transmitir sus conocimientos. Su paradigma del perfeccionamiento humano. Un lenguaje sencillo que resulta fácilmente reconocido por todos. Explicado de distintas maneras; pero, con una esencia idéntica. Y es que La Hermandad de Doña Blanca es un ensayo novelado plagado de símbolos. Buen ejemplo, son las imágenes que aparecen en la cubierta del libro.

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Los símbolos

Donde se ve el círculo conformado por la serpiente que se muerde la cola, el uroboros. Imagen mítica que nos recuerda el ciclo vital. Morir para después renacer. Destruir para luego construir. Figura que alberga al sol y la luna, lo femenino y lo masculino, la dualidad. El uno y el dos que logran el equilibrio gracias al tres. Número mágico este último que aparece igualmente representado por los tres puntos masónicos. El ternario, la trinidad de los católicos. Según los gnósticos la materia que debe sucumbir ante el espíritu, para terminar retornando a la fuente divina. Conforme a las enseñanzas platónicas: el Uno, masculino; el pensamiento, femenino; y el logos, el hijo[30].

Asimismo, se vislumbra la acacia como alegoría de la inmortalidad. A la que alude el maestro masón cuando asegura que: «La acacia me es conocida». Poseedor de los conocimientos que conducen a la suprema sabiduría. Madera sagrada de la que supuestamente algunos afirman que estaba hecha la corona de espinas de Cristo. Y, en base a lo manifestado por la Biblia, el Arca de la Alianza en cuyo interior se hallaban los Diez Mandamientos[31].

También podemos apreciar la flor de lis. Emblema de la realeza francesa, de la que provenía doña Blanca de Borbón. Y de la otrora poderosa Orden de Santiago[32], de la que era gran maestre su amado y venerado noble español, don Fadrique. La flor de lis como muestra de la pureza[33].

Finalmente hay dibujada una cruz en la que destaca una rosa pintada de un intenso magenta. «¿Quién ha unido la rosa a la cruz?», preguntó Goethe. La cruz, el cuerpo humano. Y la rosa, su alma, que sólo se abrirá completamente en aquel que ya esté preparado. Cruz junto a la que sobresalen las enigmáticas letras R y C. Caracteres que guardan relación con el subtítulo del libro Per Crucem ad Rosam y que significa a través de la Rosa Cruz. Como ya he manifestado, antigua corriente mística que buscaba la regeneración de Europa. Regeneración que los protagonistas de mi relato claman para nuestro país. Regeneración que el fantasma de doña Blanca de Borbón trata a toda costa de conseguir.

Ya en el interior del libro hago mención en varios pasajes tanto a Oriente como a Occidente. El primero se sitúa en el lugar donde se encuentra la Luz, al ser la posición de la que emerge el Sol. En tanto que en Occidente se oculta el astro rey, por lo que se asemeja al área de las bajas pasiones, donde gobierna la oscuridad. Ergo, en todo camino iniciático se parte de Occidente; pero, la meta es siempre llegar a Oriente, en pro de poder vislumbrar la Verdad.

Por otro lado, los Hermanos de la Rosacruz Roja, en un determinado momento de la trama, esparcirán pan, agua y sal. El pan como alimento espiritual. Alegoría de la concreción de la transformación alquímica. Ya que de la muerte del grano de trigo nace la espiga, que será transformada en harina y por último renacerá como pan. El agua como principio regenerador, esencial para que brote la semilla espiritual. Y la sal permite que se fusionen los elementos anteriores. Alimentos de los que se pertrechó Christian Rosenkreutz en su viaje iniciático, tal como se relata en sus Bodas Químicas.

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De igual modo, se hace alusión al azufre, mercurio y sal. Principales elementos herméticos. El azufre, que se traduce como espíritu, sería masculino. El mercurio es femenino y se relaciona aquí con la materia. Y ambos necesitan de un componente neutro que es la sal para religar[34].

Otro símbolo esencial para entender mi obra es el número cinco. Desde el comienzo hago hincapié en que aunque La Hermandad de Doña Blanca la constituyen 12 personas más el Gran Maestre, cinco son las que se reúnen habitualmente. En clara alusión a los cinco viajes masónicos, a través de los cuales el compañero está obligado a adquirir el máximo de conocimientos. En el primero se debe desprender de la ignorancia. En el segundo ha de aprender a actuar con rectitud, a ser equitativo y prudente. El tercero tiene que dedicarlo al estudio del arte y la ciencia, imprescindible camino hacia la liberación. En el cuarto ha de tratar de revertir en la sociedad todos los conocimientos y virtudes adquiridos durante el trayecto. El quinto es la meta a la que llega el ser humano completamente regenerado. Consagrado a la virtud, al saber y al esfuerzo[35]. Capaz de armonizar pensamiento, palabra y acto.

Y una vez que haya dado un paso más, después de cultivar cuerpo, mente y espíritu, estará preparado para encarnar al filósofo de platón o al bodhisattva budista. Con el fin de intentar propagar que es necesario que cada cual encuentre en su interior la piedra filosofal, el V.I.T.R.I.O.L, la medicina universal[36]. Ya que sólo a través de la mejora individual propiciaremos la conjunta.

La Edad del Espíritu Santo

Porque como vaticinó el monje italiano de la Edad Media, Joaquín de Fiore (1135-1202) estamos sin duda rozando «La Edad del Espíritu Santo», en la que dominará la práctica de la espiritualidad personal. Etapa que acontecerá tras «La Edad del Hijo», dirigida por los intermediarios entre lo terrenal y lo celestial. Mas la primera fue «La Edad del Padre», que se remonta a los inicios[37].

Pues en clara alusión a una de las láminas del libro perdido de Nostradamus, que menciono en La Hermandad de Doña Blanca, los dados se han lanzado y ahora exhiben el número 6. Por tanto sólo queda el 7, donde lograremos el merecido descanso, una vez que la gran obra se haya consumado.

Termino con unos hermosos versos compuestos por el Arzobispo de Canterbury en 1200. Palabras que a modo de plegaria recita la protagonista de mi relato, María, la perenne aprendiz de escritora:

«Ven, Espíritu divino,
Manda tu luz desde el cielo.
(…)
Ven, dulce huésped del alma,
(…)
Divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
(…)
Reparte tus siete dones
(…)
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno (…)»[38].

Muchísimas gracias a todos por permitir, a esta eterna estudiante, dar una humilde charla en vuestro importante centro del saber.

* Este discurso corresponde a la charla dada en la Logia Aborá (AMORC) de Santa Cruz de Tenerife el 18.6.2016 a las 11:00.


Hermetismo y alquimia espiritul – Discurso Logia Aborá (18.6.2016) –
(c) –
Ibiza Melián


Notas

[1] Nosotros, los Rosacruces. Un acercamiento único a la historia, filosofía y enseñanzas de la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz (2012). Barcelona: Ediciones Rosacruces, SL.

[2] Las Heras, A. (2005). Sociedades secretas. Masonería, templarios, rosacruces y otras órdenes esotéricas, pp.77. Buenos Aires: Editorial Albatros, S.L.

[3] Thot. Egiptología.org. Obtenido el 15 de junio de 2016, de: https://www.egiptologia.org/mitologia/panteon/thot.htm

[4] González, F. Hermetismo y masonería. Doctrina, Historia, Actualidad. Revista Símbolos. Obtenido el 15 de junio de 2016, de: https://simbolismoyalquimia.com/hermetismo/introduccion.htm

[5] Hossein Nasr, S. (2006). El corazón del Islam, p. 99. Barcelona: Editorial Kairós.

[6] Las Heras, A. (2006). Historias, rituales y fórmulas, pp. 28-29. Buenos Aires: Editorial Albatros.

[7] Las Heras, A. (2006). Historias, rituales y fórmulas, p. 86. Buenos Aires: Editorial Albatros.

[8] Las Heras, A. (2006). Historias, rituales y fórmulas, p. 61-65. Buenos Aires: Editorial Albatros.

[9] Las Heras, A. (2006). Historias, rituales y fórmulas, pp. 16-21. Buenos Aires: Editorial Albatros.

[10] Galán, L. (4 de febrero de 2000). La Iglesia pide perdón por quemar vivo a Giordano Bruno, pero no lo rehabilita. El País.

[11] Alcaina, C. (7 de abril de 2013). Giordano Bruno, “aggiornamento” y nuevo paradigma. Periodista Digital. Obtenido el 30 de agosto de 2015, de: https://blogs.periodistadigital.com/enigma.php/2013/04/07/giordano-bruno-aggiornamento-y-nuevo-par

[12] Referencias históricas. Rosacruz. Obtenido el 23 de mayo de 2016, de: https://www.rosacruz.net/principal10.html

[13] Serrano Navarro, C. Goethe. Obtenido el 23 de mayo de 2016, de: https://www.unabvirtual.edu.co/descargas/revista/to14122010/art02.html

[14] Belart, A. (19 de marzo de 2014). Los arquetipos animus, ánima. El blog de Ascención Belart. Obtenido el 14 de mayo de 2016, de: https://ascensionbelart.wordpress.com/2014/03/19/los-arquetipos-animus-anima/

[15] Carl G. Jung: El arquetipo del personaje o la máscara. Aztlan. Escuela de Filosofía y psicología. Obtenido el 23 de mayo de 2016, de: https://www.aztlan.org.ar/articulos/articulos-sobre-carl-jung/carl-g-jung-el-arquetipo-del-personaje-o-la-mascara.html

[16] Glosario Psicología. Obtenido el 23 de mayo de 2016, de: https://glosarios.servidor-alicante.com/psicologia/individuacion

[17] Ortiz-Osés, A. (2012). Hermenéutica de Eranos. Las estructuras simbólicas del mundo. Barcelona: Anthropos Editorial.

[18] del Tilo, C. Los misterios egipcios según el tratado de Isis y Osiris de Plutarco. Obtenido el 3 de mayo de 2016, de: https://www.lapuertaonline.es/ar119.html

[19] López, P. (16 de febrero de 2014). El mito de Osiris, la uniformidad en la religión. Obtenido el 3 de mayo de 2016, de: https://losmisteriosnosmiran.com/el-mito-de-osiris/

[20] García, J.L. Mitra ¿Antecedente Del Cristianismo O Culto Plagiado? Obtenido el 3 de mayo de 2016, de: https://www.meta-religion.com/Religiones_del_mundo/Cristianismo/Articulos/mitra.htm

[21] Baco-Dionisio el Dios de la resurrección y del vino y Jesús el Dionisio de los judíos. Obtenido el 3 de mayo de 2016, de: https://www.geocities.ws/el_verbo_crea/19baco.html

[22] Almeida Arce, G. (10 de abril de 2015). Muerte y resurrección de Adonis. Obtenido el 3 de mayo de 2016, de: https://santaclaraclasica.blogspot.com.es/2015/04/muerte-y-resurreccion-de-adonis.html

[23] Hoy nace Cristo… y también Krishna. Obtenido el 3 de mayo de 2016, de: https://blogs.periodistadigital.com/humanismo.php/2009/12/25/hoy-nace-cristo-io-es-krishna-

[24] Daza, J. C. (2009). Diccionario Akal de Francmasonería, pp.197-200. Madrid: Ediciones Akal, S.A.

[25] Álvarez Lázaro, P. (2012). La masonería, escuela de formación para ciudadanos, p. 255 (Cuarta edición). Madrid: Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas.

[26] Martínez Maza, C. y Alvar, A. (1995). Capítulo XXXIII: Cultos mistéricos y cristianismo. En Albar, J.; Blázquez, J.M; Fernández Ardanaz, S.; López Monteagudo, G.; Lozano, A.; Martínez Maza, C.; y Piñero, A, Cristianismo Primitivo y Religiones Mistéricas, pp. 515-536. Madrid: Ediciones Cátedra, S.A.

[27] Limón Luque, M. (2009). Módulo 4: Elaboración y prueba de hipótesis, pp.22. En Gabucio Cerezo, F., Psicología del pensamiento (Segunda edición). Barcelona: FUOC.

[28] Limón Luque, M. (2009). Módulo 2: Formación de conceptos y cambio conceptual, pp.22-30. En Gabucio Cerezo, F., Psicología del pensamiento (Segunda edición). Barcelona: FUOC.

[29] Acerca de la Orden Rosacruz AMORC. Blog Oficial de la Antigua y Mística Orden Rosa-Cruz. Obtenido el 16 de mayo de 2016, de: https://www.ordenrosacruz.es/orden-rosacruz/

[30] Piñero, A. (2012). Los cristianismos derrotados. ¿Cuál fue el pensamiento de los primeros cristianos heréticos y heterodoxos?, pp. 91-108 Madrid: Editorial EDAF.

[31] Carlos Daza, J. (1997). Diccionario Akal de Francmasonería, pp. 15-16. Madrid: Ediciones Akal, S.A.

[32] La Orden militar de Santiago. Heraldia.com. Obtenido el 30 de agosto de 2015, de: https://www.heraldaria.com/santiago.php

[33] David, (25 de mayo de 2012). Curiosidades florales: La flor de lis. rosavallsformacio.tv. Obtenido el 4 de mayo de 2016, de: https://www.rosavallsformacio.tv/blog/curiosidades-florales/flor-de-lis.html

[34] Carlos Daza, J. (2009). Diccionario Akal de la Francmasonería. Madrid: Ediciones Akal, S.A.

[35] El grado de compañero o la etapa ilustrada. Museo virtual de Historia de la Masonería. UNED. Obtenido el 15 de junio de 2016, de: https://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/18formacion_en_logia/grado%20de%20companero.htm

[36] Ariza, F. (2007). La Masonería. Símbolos y Ritos, p. 241. Zaragoza: Libros del Innombrable.

[37] Joaquín de Fiore. El Poder de la Palabra. Obtenido el 15 de junio de 2016, de: https://www.epdlp.com/escritor.php?id=6306

[38] Küng, H. (Julio 1979). ¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo, pp. 949-950 (Segunda edición). Madrid: Ediciones cristiandad.

2 comentarios en “Hermetismo y alquimia espiritual”

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