Capítulo XXII: El Alma del Mundo

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Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de Alberto Durero (1498)

Tal como nos aconsejara Isabel debíamos recurrir al Gran Maestre, Ralf Hayek, el eterno profesor de Economía de la Universidad de Salamanca. Pues él más que nadie conocía las debilidades individuales. ¿Sería verdad que el momento de concretar la Gran Obra con tierra hispánica había llegado? No debíamos perder tiempo alguno, la Sombra ya estaba en alerta.

El Gran Maestre vivía en Ascona, un pueblecito suizo, ubicado a orillas del lago Mayor, en el cantón de Tesino. Donde se instaló tras su jubilación como profesor universitario. Si bien pasaba largas etapas de descanso cerca de Mont Pelerin en el municipio de Chardonne, igualmente radicado en Suiza. Necesitábamos hablar con él, porque: “Razón por sí sola no basta”. Adagio atribuido a Carl Gustav Jung y reflejado en el misterioso trozo de papel aparecido en mi dormitorio.

Eran las 10:00 del sábado 13 de octubre cuando llegamos a Ascona. Lo primero que vimos, en la fachada de un edificio, fue la reproducción del escudo de la localidad. La tiara papal sobre “las llaves del reino de los cielos”, entregadas supuestamente por Jesús a San Pedro (San Mateo, capítulo 16, versículo 19).

Ralf Hayek residía en una pequeña y hermosa casa que daba al lago. Desde donde se podía contemplar un bello y místico paisaje. Estaba esperándonos en la puerta con su gran sonrisa que irradiaba paz y tranquilidad. Dándonos un caluroso abrazo nos dijo:

No hace falta que me contéis nada, he percibido cada noche en mis sueños el pesar de María. Y sentido el gélido susurro de Doña Blanca de Borbón. El momento ha llegado. Un nuevo ciclo de 120 años casi ha culminado. De lo que no estoy tan seguro es de que se den las condiciones idóneas para alumbrar con éxito la caverna en la que los españoles habitan. Sin embargo, mi querido amigo Christian Resende Cruz lo tiene claro. Por algo él siempre fue el más entusiasta.

»Aunque quizás España ya esté irremediablemente condenada, si atendemos a la descripción de Ayn Rand en su célebre novela “La rebelión del Atlas”: “Cuando adviertas que para producir necesitas la autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias más que por el trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada.” (42)

Al escuchar aquellas palabras, Amador y yo replicamos al unísono:

—¿Cómo? ¿Tú siempre estuviste al tanto de todo? ¿Habéis estado jugando con nosotros?

A lo que Ralf respondió:

—No hablemos fuera de la casa, alguien nos podría escuchar.

Nos condujo a un acogedor salón, colmado de recuerdos, y prosiguió:

Sólo queríamos saber si ya estabais preparados y si seríais capaces como grupo de esbozar una hoja de ruta para ejecutar el plan. Se nos inculca desde la más tierna infancia que no debemos tratar en público aquellos temas que nos separan, ya sea religión o política. Junto con la contradicción de que hemos de perfeccionarnos como personas, en pro de mejorar nuestro entorno. Mas, cómo podemos hacer esto sin ser capaces de debatir abiertamente ideas. Ideas que después de depuradas y contrastadas nos conduzcan a enriquecer nuestro sistema, haciéndolo más justo y democrático. Porque si no, cuando lleguemos a la otra orilla y nos pregunten: ¿qué hemos hecho para engrandecer lo que se nos dio?, ¿qué alegaremos? Ya que de qué sirve la sabiduría, la búsqueda de la perfección del individuo, sino es para embellecer el mundo en el que vivimos.

»Y es que como afirmara Karl Popper: “Creo que tenga razón, pero yo puedo estar equivocado y ser usted quien tenga la razón; en todo caso discutámoslo, pues de esta manera es más probable que nos acerquemos a una verdadera comprensión que si meramente insistimos los dos en tener la razón.”

»Prohibiendo debatir se garantizan el sometimiento. Eliminar fácilmente cualquier pensamiento discrepante. Retener el saber en manos de unos pocos. No permitiendo el desarrollo libre de cada ser humano. Potenciando que los individuos prefieran la seguridad a la libertad. Porque es muy duro ser conscientes de que nuestro futuro depende de nuestras elecciones en el presente.

No pude contenerme y exclamé:

—Sí, pero Christian Resende Cruz también nos informó de la advertencia de Nostradamus a su hijo César: “(…) No arrojarás las perlas a los cerdos, por temor a que las pisoteen y volviéndose junto contra vosotros, os despedacen.

—Siempre corremos ese riesgo” – exclamó Ralf vehementemente – “pero esta es nuestra misión y hemos de cumplirla. Comparto tu preocupación María. Es más, no soy capaz de erradicar de mis pensamientos la cuarteta de Nostradamus número LXIX:

La gran montaña redonda de siete estadios,
después paz, guerra, hambre, inundación,
rodará lejos abismando grandes regiones,
aún antiguas, y gran fundación.

»Vaticinio que habla de la ciudad de Roma, erigida sobre siete montañas. Lo que muy probablemente signifique la caída del Vaticano y con él las creencias sobre las que construimos el mundo occidental. (43) Quizás no la destrucción, sino una renovación de la fe. Dirigiéndonos hacia una nueva etapa, la Tercera Gran Reforma, en la que el hombre tendrá que cultivar cuerpo, mente y espíritu.

»En la carta de presentación del Centro Liberal Español y Reformista han de quedar claras nuestras propuestas. Y el 21 de diciembre del 2012 a las 11:12 es la fecha y hora señalada. El mensaje pronto será escuchado. Otros análogos movimientos, que hasta ahora han permanecido escondidos pero activos o en estado durmiente, sin duda percibirán el reclamo.

»Y es que parafraseando a Ghandi y como os señaló Carlos: “Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas, por intervención de los hombres.”

»Desde que el faraón egipcio Akhenaton (1353-1336 a.C.) instaurara el monoteísmo, han ido apareciendo en una y otra cultura idénticos símbolos. En cada una de ellas irrumpe un Mesías, hijo de Dios alumbrado por una humana. La mujer a la que se asemeja a la madre tierra, tan venerada por los templarios. Por ejemplo: Zaratrusta, en el zoroastrismo; Jesús, en el cristianismo; Mahoma, en el islamismo. La concepción del bien, representado por la luz, y el mal, por la oscuridad. O la batalla del fin de los días, el Apocalipsis de San Juan para los cristianos. La resurrección. Son mensajes que irrumpen en dispares creencias.

»La diferencia es la relación del hombre con Dios. Sólo a unos pocos se les ha revelado que para hablar con Dios únicamente hemos de conocernos a nosotros mismos. El autoconocimiento, despierta nuestro lado divino, convirtiéndonos en un ser renacido. Y si pretendemos que España cambie hemos de dar a conocer este mensaje. Empero, esto supone acabar con los dogmas establecidos. Pues tan simple verdad, liberalizadora, puede tambalear los cimientos de lo hasta ahora construido. En una nación “donde no hubo más que látigo, hierro, sangre, rezos, braseros y humo”, según lo aclamado por el Premio Nobel de Literatura en 1904, José Echegaray y Eizaguirre. (44)

»Y ahora hago mías las palabras que San Bernardo de Claraval formuló a los templarios, para anunciaros que: “Estas delicias del universo entero, este Tesoro del Cielo, esta herencia de los pueblos fieles están confiados a vuestra fidelidad, mis queridos Amigos Caballeros, y recomendadas a vuestra prudencia y a vuestro valor”. (45) El “combate por el Alma del Mundo” (46) ha comenzado.


Capitulo XXII. El Alma del Mundo –
(c) –
Ibiza Melián

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(42) Rand, A. (2008). La rebelión del Atlas, p. 359. Buenos Aires: Grito Sagrado Editorial. (Obra original publicada en 1950).

(43) Caudet Yarza, F. (2007). Las Profecías de Nostradamus. Presagios desde 1547 hasta el siglo XXI, p. 51. Madrid: Editorial LIBSA.

(44) Echegaray, J (1866). Historia de las matemáticas puras en nuestra España. Discurso de ingreso en la Academia de Ciencias. Obtenido el 05 de junio de 2014, de: https://www.ateneodemadrid.com/biblioteca_digital/folletos/Discursos-010.pdf

(45) Ortís-Osés, A. (2012). Hermenéutica de Eranos. Las estructuras simbólicas del Mundo, p. 184. Barcelona: Anthropos Editorial.

(46) Ortís-Osés, A. (2012). Hermenéutica de Eranos. Las estructuras simbólicas del Mundo, p. 153. Barcelona: Anthropos Editorial.

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